La historia está sellada. Los días de Marcos Rojo en Boca llegarán indefectiblemente a su fin en días, semanas o hasta tal vez meses, pero no pasará de ahí. Y al ex capitán no se lo volverá a ver vestido de azul y oro, eso es ya una certeza sin firma. Porque más allá de los refuerzos que llegaron en su posición, su salida del equipo no tuvo que ver con motivos futbolísticos, al margen de la discusión que mantuvo en Estados Unidos con Miguel Ángel Russo.
La cuestión, más allá de los detalles puntuales que lo sacaron del lugar de jugador con un lugar entre los 11 sin importar su constancia, es cómo se resolverá el final de su etapa en el club al cual llegó en 2021 y en el que jugó 118 partidos en poco más de cuatro años. Porque lo que parecía un acuerdo por decantación hoy está lejos de serlo.
Boca Juniors –
Marcos Rojo se retiró del aeropuerto de Ezeiza junto a su hermano
Video: @catasarra
Y la decisión que dejó entrever el Consejo de Fútbol -tanto para su caso como para el resto de los jugadores que tienen pocas chances de seguir- es la de abrirles las puertas de salida solamente si media una oferta de compra o bien si nace del futbolista la intención de rescindir el contrato, que en el caso de Rojo vence en diciembre próximo. O sea, que no habrá limpieza sino que aquellos con el futuro lejos de Boca deberán esperar a que los vayan a buscar.
Crónica de un desenlace inesperado
En un principio, la situación parecía tener destino de portazo. Algunos rumores, incluso, marcaban que MR no volvería junto al plantel desde Miami luego de la eliminación del Mundial de Clubes, algo que finalmente no sucedió: por orden del DT, todos los integrantes del plantel que compitió debían volver en conjunto rumbo a Argentina.
Al margen, la particularidad de tratarse de uno de los referentes del club en los últimos años, más el antecedente del acuerdo anticipado que significó la salida de Darío Benedetto hace un año, anticipaban un mutuo entendimiento con la dirigencia xeneize. Una rescisión que no dejara heridos a falta de una oferta concreta de compra de su pase.
Esa solución, para un futbolista de 35 años, supone ser siempre la conveniente para después acordar la llegada a su futuro destino con el pase en su poder. Sin embargo, los días pasaron y no hubo diálogo. Y para Rojo la obligación de presentarse a entrenar fue inevitable.
Vuelta al trabajo a medias
Aunque casi que lo viene haciendo (desde que el martes 1 de julio el plantel retomó el trabajo) casi a reglamento. Incluso, acusando desde el segundo día una lesión muscular que lo dejó ya al margen del ritmo del grupo y de los dobles turnos que Russo dispuso para miércoles y jueves.
Todo ese trasfondo viene marcando una distancia que en lo sucesivo dejará alguna consecuencia: o bien alguna de las partes decide avanzar en una solución que resuelva las cosas del modo más pacífico y conveniente para todos. O el conflicto puede profundizarse con MR corriendo de atrás de Ayrton Costa y Marco Pellegrino en la consideración del DT. O, mejor dicho, fuera de los planes hasta que le llegue la libertad de acción.

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